Trabajar en el extranjero es toda una aventura. No sólo es una oportunidad increíble para aprender un idioma sino que también puede convertirse en una de las experiencias más gratificantes de tu vida.
Vivir en otro país, en otra ciudad, conocer gente nueva y absorber todo el conocimiento que una nueva cultura puede aportarte es solo el principio porque viajar al extranjero para estudiar inglés y trabajar te cambiará la vida. Si una cosa es segura es que no volverás siendo el mismo.
Eso sí, trabajar en el extranjero no es fácil, sobre todo al principio. Tanto cambio y tantas cosas nuevas pueden llegar a descolocarte y hacerte sentir fuera de lugar. Por eso, aquí te damos algunos consejos para que tu nueva vida en el extranjero empiece con buen pie. GO ON!
Una cosa debes tener clara desde ya, no vas a llegar y te van a nombrar director general de una multinacional. Debes empezar por el principio e ir escalando a medida que mejoras tu nivel de inglés.
Tienes que marcarte como objetivo el aprendizaje y crecimiento personal, la evolución laboral llegará con el tiempo.
Una buena forma de comenzar es buscar prácticas o algún trabajo temporal para extranjeros, mientras acudes a tus clases de inglés y estudias.
Vivir en otro país es duro, sobre todo al principio, cuando no conoces a nadie, no dominas el idioma y todavía tienes que ubicarte.
Lo mejor es que viajes un periodo antes de empezar a trabajar para conocer la ciudad e ir haciéndote con las distancias, los medios de transporte, etc. Una buena solución puede ser comenzar realizando cursos de idiomas en el extranjero, en el que todo está adaptado para estudiantes extranjeros que quieren vivir una experiencia como esta y poco a poco, cuando te sientas más autónomo eches a volar solo.
La soledad es uno de los sentimientos más comunes cuando llegas a un nuevo país y no conoces a nadie. No te desesperes y sé paciente, tu soledad no durará para siempre.
Aunque tu primera semana parezca imposible, te aseguramos que conocerás muchísima gente y no te faltarán planes con tus nuevos amigos.
¿No? ¿Por qué? Si quieres vivirlo todo, tienes que ser valiente y decir que SÍ.
Acepta los planes que te proponen, vive experiencias nuevas y no te quedes en casa por miedo o comodidad. Tu oportunidad de exprimir al máximo tu aventura acaba cuando vuelves a tu país, no la desaproveches.
Por supuesto, las costumbres de tu nueva ciudad serán muy diferentes a las que estás acostumbrado pero este es tu nuevo hogar, al menos por un tiempo, y tienes que adaptarte.
Adopta las nuevas costumbres, horarios y hábitos. Cuanto más lo hagas, más cómodo te sentirás.
Vivir en otro país no significa renunciar a lo que te gusta. ¿Tienes hobbies? Encuentra la manera de seguir disfrutando de ellos en tu nueva ciudad.
Busca un gimnasio cerca de tu casa, clases de pintura o una banda de música en la que tocar la guitarra. Hoy en día con internet encontrarlo es muy fácil y poder hacer lo que te gusta te hará mucho más feliz.
Cuando empezamos a vivir solo, lo más habitual es que nos demos a la mala vida. Todos los días pizza y hamburguesa para cenar. Picoteo entre horas y largas siestas en el sofá. ¡Nada de eso!
Sé consciente de lo importante que es sentirse sano y adopta un estilo de vida saludable estés donde estés.
El jolgorio y la diversión están muy bien pero en el equilibrio está la clave. No olvides cuál es tu objetivo: aprender el idioma y mejorar tus oportunidades profesionales.
Márcate metas y concéntrate en seguirlas. La diversión y el ocio ya vienen intrínsecos en una aventura lingüística como la que estás a punto de emprender.
En tu nueva ciudad, aprenderás mucho y mejorarás tu nivel de inglés pero no está de más que vayas algo preparado. Antes de marchar sería conveniente que dieras un repasito a tus conocimientos del idioma y afiances el vocabulario para poder defenderte los primeros días y no sentir demasiada desolación.
De que tus clases de inglés en el extranjero sean fructíferas, nos encargamos nosotros.
Puede que parezca un tópico pero es tan cierto como que echarás de menos al jamón serrano más que a tu madre. Confía en tus aptitudes y en tu capacidad para crecer personal y profesionalmente.
Muchas personas que comenzaron con los mismos miedos que tú lo han conseguido, ¿Por qué tu no?