El viernes por la tarde hicimos una fugaz visita a ciudad de Dublín. Nos recibió la famosa y la vez desconocida, Molly Malone. Es conocida por la canción que se ha convertido en el himno no-oficial dublinés. De acuerdo con la canción, Molly fue una vendedora de pescado y marisco que recorría algunas calles de la ciudad voceando los productos que vendía. Nuevas investigaciones apuntan a que la señorita Malone podría ser originaria de Howth, el pueblo pesquero situado en la península donde nuestro colegio de acogida se encuentra.
Nuestro guía improvisado también nos contó la leyenda que rodea al Puente de Medio Penique, un curioso puentecito peatonal construido sobre el río Liffey. Toma su nombre de la cantidad que se pedía como peaje para cruzarlo.
El sábado visitamos Glendalough, un maravilloso lago situado en un valle glaciar en el condado de Wicklow, a una hora y media del colegio. El nombre proviene del gaélico (Gleann dá Loch) y quiere decir “El valle de los dos lagos”. Fue en este increíble lugar donde, en el siglo VI, San Kevin decidió retirarse, abandonando su vida, para construir un monasterio y vivir allí junto con otros monjes. Nos contaron que la torre, algo apartada del edificio principal, tenía esa forma para prevenir y defenderse de los ataques vikingos que asediaban las islas durante aquellos momentos.
Tras la visita y un agradable paseo llegamos al lago, donde comimos. Los más valientes incluso se atrevieron a darse un chapuzón.
Mientras todo esto ocurría, nuevos estudiantes se nos unieron al viaje, teniendo un vuelo agradable..., ¡o todo lo que puede tener de agradable el viajar de madrugada!
El domingo por fin fuimos a Dublín, con la intención de pasar el día.
Después de superar la gran hazaña que fue coger el tren, llegamos a la ciudad y visitamos Phoenix Park, uno de los parques más grandes de toda Europa. El tiempo seguía acompañándonos de tal manera que nos tuvimos que refugiar bajo la sombra del obelisco dedicado al primer duque de Wellington, de 62 m. de altura, lo que le convierte en el más alto de Europa.
Más tarde fuimos a visitar el Trinity College y su campanile o torre de las campanas. La superstición dice que cualquier estudiante que pase por debajo mientras suenan las campanas, suspenderá sus exámenes.
Más tarde disfrutamos de un rato de tiempo y libre y compras de regalos para nuestras familias.
Ayer retomamos las clases. Por la noche, después de cenar, se celebraron los Silly Olympics, algo así como los Juegos Olímpicos Tontorrones. Algunas de las pruebas consistieron en hacer círculos y, sin soltarnos las manos, lograr pasar aros por nuestros cuerpos. También carreras de sacos, de carretillas... Al final, el equipo ganador fue retado por todos los activity leaders a la prueba final: el juego de la soga, o tira-y-afloja. ¡Nos lo pasamos genial!
Esta mañana hemos hecho una visita cortita al Castillo de Malahide. Se encuentra situado a una media hora del colegio y es un edificio que se construyó en el siglo XII por la familia Talbot, la cual vivió en el castillo casi ochocientos años. La última Talbot, Rose Talbot, lo vendió a finales del siglo XX y desde entonces tanto el castillo como los jardines que lo rodean, son parte del gobierno irlandés. Se dice que está encantado, pero nosotros no encontramos ningún fantasma... ¡Quizá se escondieron al vernos llegar!