En el ‘Manual de orientación sobre aprendizaje de lenguas en la enseñanza preescolar: eficiencia y sostenibilidad’ que publica la Comisión Europea encontramos multitud de beneficios en el aprendizaje de idiomas a edades precoces. Los expertos, procedentes de veintiocho países y treinta sistemas educativos diferentes, recomiendan aprender varias lenguas en edades tempranas porque revierte en una asimilación más rápida del idioma, ayuda a desarrollar sus competencias lingüísticas, influye en la actitud hacia otras culturas y ayuda a estimular las competencias cognitivas. El contacto con idiomas en edad preescolar mejora de la comprensión, la expresión, la comunicación y la resolución de problemas. Asimismo, cuando un cerebro joven aprende idiomas, tiende a desarrollar una mayor capacidad para aprenderlos a lo largo de toda su vida, especialmente con la correcta pronunciación y entonación. Además, a estas edades los idiomas se adquieren de forma espontánea. Tendemos a pensar que son demasiado pequeños para aprender una lengua más, pero no es así. No se trata de aprender estructuras, sólo de escuchar los diferentes sonidos, de percibirlos y asumirlos poco a poco, para así reconocer los conceptos, tal y como sucede con la lengua materna. Por eso es tan importante despertar el interés y la curiosidad desde bien temprano, con el objeto de reducir el esfuerzo. Como vemos, los beneficios son incalculables. Para este aprendizaje, se utilizan multitud de recursos: juegos y actividades, música, teatro, televisión, consultores lingüísticos externos, reuniones de padres y niños para jugar y aprender,… En otro post analizaremos algunos de ellos, así como algunas acciones, procesos pedagógicos y tiempos de exposición a la segunda lengua.